Cuando miraba hacia el norte, exactamente a las 7:43 p.m. (la hora podía cambiar según la estación del año) podía ver aquello...
Aquello, lo mas simple de mundo para humanos, el regalo del cielo de todas las noches, amiga de las mujeres y sinfonía de las olas. Luna.
A esa hora, se le miraba desvistiendo su color...al principio era algo cobre o quizás un naranja opaco y de vez en cuando se seducía a sí misma con un rojo intenso. Poco a poco, frente a los ojos de aquellos que la espiaban desde un parpadeo, se desnudaba mas y mas hasta ser el faro blanco del cielo.
La princesa de las nubes tenía la dicha y la certeza de que en sus dominios estaba la mejor vista al espectáculo de su añorada luna. Se lamentaba estar al otro extremo de su tesoro, se lamentaba ser tan poco hábil para llegar a ella, se lamentaba por la espera, se lamentaba por lamentarse. Y aunque la princesa, dueña de las nubes y madre de la brisa tenía un reino para sí estaba muy sola ya que las nubes...bueno, ya sabemos como son las nubes de inconstantes.
Por eso amaba la luna, por que cuando ella volvía podía ver al dueño de su único amigo.
-...Blacky- dijo al verle sobre la luna
Aquello, lo mas simple de mundo para humanos, el regalo del cielo de todas las noches, amiga de las mujeres y sinfonía de las olas. Luna.
A esa hora, se le miraba desvistiendo su color...al principio era algo cobre o quizás un naranja opaco y de vez en cuando se seducía a sí misma con un rojo intenso. Poco a poco, frente a los ojos de aquellos que la espiaban desde un parpadeo, se desnudaba mas y mas hasta ser el faro blanco del cielo.
La princesa de las nubes tenía la dicha y la certeza de que en sus dominios estaba la mejor vista al espectáculo de su añorada luna. Se lamentaba estar al otro extremo de su tesoro, se lamentaba ser tan poco hábil para llegar a ella, se lamentaba por la espera, se lamentaba por lamentarse. Y aunque la princesa, dueña de las nubes y madre de la brisa tenía un reino para sí estaba muy sola ya que las nubes...bueno, ya sabemos como son las nubes de inconstantes.
Por eso amaba la luna, por que cuando ella volvía podía ver al dueño de su único amigo.
-...Blacky- dijo al verle sobre la luna
